Lunes 17 de Mayo de 2010 18:54
Red Política
• No es lo mismo hacer mole que un periódico
Hace más de un año me salí de Cuarto Poder.
Fue en febrero, y fui tan sigiloso que los directivos, hasta mayo,advirtieron mi salida.
El área administrativa no se daba por enterada… porque no me pagaban, y en cambio, pretendían exigirme.
Yo decidí dejarlos… nunca pudieron despedirme y hoy rompo el silencio…
tranquilo y sereno. Sin altavoces ni aspavientos.
¿Por qué? Por la simple razón de que en Cuarto Poder volvieron a tomar una
decisión huérfana. Ahora, en contra de valiosos reporteros y personal de su
Redacción que se jugó la vida; arriesgaron a su seres queridos, así como su
patrimonio por defender a la familia De la Cruz Morales.
Lo hago convencido de que en ese periódico nada tienen que reprocharme…
salvo exceso de lealtad, porque está probado que nada les gusta. Además,
porque soy un convencido de que abogar por los demás es lo correcto, porque
uno, debe dar paso para que sea la historia quien haga sus juicios sobre
nuestros actos.
Me molesta la injusticia, y más, aquella cometida en contra de otros; de
quienes lucharon y fueron carne de cañón, mientras ellos, los dueños,
huyeron (le llaman destierro) a Miami dejando a su hijo en la cárcel y en
las manos -más bien dicho en las garras- de Herrán y de Salazar.
Acá era el lugar de los padres, junto a su hijo y no al amparo de la
distancia en paradisíacas playas estadounidenses… viendo los toros desde la
barrera y conociendo, en voz de terceros (que ya son víctimas también de su inmundicia) sobre los sucesos en la enfermería del Amate.
Soy así, no discutí mi salida envuelta en la censura y la insensatez por
parte de la “dirección”. El colmo fue la publicación de un recuadro en la
sección de opinión que, a manera de obituario, signaba mi adiós.
Tampoco eso lo reproché a pesar de que llevaba el sesgo perverso del
descrédito. No me tocó. Por el contrario, resultó ser un generador de
malestar al interior mismo del periódico por tratarse de una medida
irracional, abrupta y carente de escrúpulos. De las que acostumbra la dueña.
Un simple ejemplo de lo que hoy se condena y que habrá de sucederle tarde o
temprano a los que quedan… y a los que van llegando, claro, también.
Víctimas y testigos de ese tipo de convulsiones han sido los emblemáticos
columnistas de la indiscutible Época de Oro de ese rotativo: Sergio Melgar,
Amet Samayoa Arce y Ángel Mario Ksheratto Flores. Se presume que esa misma
suerte ha corrido Roberto Domínguez, también, cuyos artículos, a pesar de
ser tan prolífico en la escritura, no logran permear las páginas como en el
tiempo en que llevaba el timón de Cuarto Poder “el cachas”, como con afecto
llamaba el autor de Hojas Libres a don Conrado.
Por eso creo importante denunciar lo que sucede a éstos viejos combatientes
de la trinchera humeante que era Cuarto Poder, porque éste hecho representa
una vejación a la conciencia de quienes vivimos la persecución y el
hostigamiento oficial en contra de los periodistas a quienes se les despide
de manera déspota y arbitraria.
Hoy se demuestra, queda claro, que he tenido razón al sostener que NO es lo
mismo hacer mole, que un periódico. Doña María, lo sabe, pues se aduce
profesora.
Denuncio lo que sucede a mis ex compañeros Roberto Gutiérrez Mandujano y
Héctor Estrada Avelar, pero enfatizo ¡enérgicamente! al referirme a los
casos de: Pablo Virgen Jiménez, Juan Carlos Calderón, Alberto Noriega Jonapá
y Gaspar Romero Pérez, porque es injusto e inmoral lo que padecen.
Siempre he demostrado que no me envalentono con los débiles ni me arredro
ante los que se sienten grandes.
Pero es ahora el momento de hablar claro frente a los otrora intocables. Y
lo volvería a hacer. Lo juro por la Cruz ante los que se sienten muy
Morales.
Acá estoy –a poco más de un año de distancia- vivo, y viviendo sin su Poder…
pero lo que es más importante: sin las ataduras y mordazas que acostumbra en
su Cuarto.
Alea iacta est (Ahórrese el viaje a Wikipedia: La suerte está echada).
Lo escrito, escrito está.